
radiante y misteriosa,
dormiste varias melodías
tan cerca del corazón,
y no sé cómo llegaste
tan pequeña y llena de vientos.
Ave fénix,
renaciente y maravillosa,
cantas centellante
tan cerca del silencio,
y te quise olvidar
arrinconar
pero te han crecido alas.
Ave fénix,
incandescente y fantasiosa,
continúas inmortal,
y sigo sin adivinar
estas incesantes intuiciones.
- Eila